Día 7- De Canea a Balos
Esta noche he dormido bastante mal, no sé si será por todo el calor y sol que ayer me dio pero he dormido alrededor de tres horas.
Me he levantado a as 8:00h para ir a la estación de autobuses para el puerto de Kisamos y ahora estoy en el puerto esperando a ir a Balos, las Whitesundays de Grecia.
Después de 1 hora navegando llegamos a la playa de
Gramvousa, donde hacemos una parada de 1h y media, tiempo suficiente para
dejarme el dedo derecho bien cortadito.
¡Qué playa! Arena blanca, mar turquesa y hasta un ¡barco hundido! Lo que me recuerda que cada vez que tengo un barco hundido cerca me hago daño, y esta ocasión no ha sido diferente.
Las piedras volcánicas son extremadamente afiladas e incluso
yendo con sandalias un mal paso puede salir caro. Caminando hacia la orilla
para ver mejor el barco hundido doy un paso y ¡pam! Dedo gordo del pie derecho
con corte profundo. Lo bueno es que el agua salada cura, así que a bucear!
Entré con precaución pero con muchas ganas de ver peces y más sobre el barco ¡Qué pasada!
Peces de todos los colores y tamaños e incluso se puedes
observar como salen por los caños del barco hundido.
Una vez visitado y de vuelta al barco, me hacen unas curas en el pie y seguimos dirección a Balos, las Whitsundays de Grecia.
¡No decepciona nada!
Bancos de arena blanca entre dos costas volcánicas y agua
turquesa. De extensión es muy grande, casi tanto como las whitesundays y tardé
poco en ponerme las zapatillas e ir a la montaña para ver con perspectiva toda
la bahía. ¡Espectacular! Se ha de ver y sentir. Me acerco a una pequeña iglesia
que hay en el monte y dejo una nota en el cuaderno de dentro.
“Marc Pascual Barrera ha estado aquí viajando solo desde
Barcelona”.
Cada día supera al otro, tienen cosas que me llenan mucho y
ya no sé en que día estamos. Esto es mi señal, de que siento las vacaciones,
desconecto y lo que más me gusta, ¡En ruta!
Ahora a descansar en el Airbnb de La Canea.
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