"The Love Box Video"

Esto es como matar dos pájaros de un tiro pero sin pájaros ni tiros. Es decir, un gadget artesanal para grabar dos vídeos a la vez. The Love Box es un dispositivo de madera de roble que graba la imagen que tiene delante y, con un espejo, la imagen que tiene detrás.
Este “handmade video mixer” o “mezcladora de vídeo manual para iPhone 4” es, según su inventor, la compañía Honest&Smile, “un ingenio súper low tech para el móvil más high tech”.
La finalidad es rodar dos escenas a la vez con una sola cámara de un iPhone 4. La forma combina, intencionadamente, lo digital y lo artesanal. “Nos encanta la tecnología pero también las cosas hechas a mano. Esta caja huele a roble, puedes sentir la cera que le han dado…”, asegura Ignasi Giró, director creativo de Honest&Smile.
The Love Box Video Mixer for iPhone 4 está a la venta en una edición limitada de 100 unidades. Está formado por una base de madera y un sistema de espejos. La caja de presentación, una vez abierta, se convierte en un póster que hace referencia a esta primera serie de edición limitada.

The Love Box: un dispositivo para grabar dos vídeos a la vez con un iPhone 4


La idea de crear una mezcladora de vídeo surgió este verano en París. Giró estaba rodando un documental sobre “el amor y el amor después del amor” con su iPhone. Quería grabar las conversaciones de dos personas pero se encontró con un obstáculo. Si el móvil tomaba las palabras y expresiones de uno de ellos, perdía la reacción del otro. Para recoger el diálogo completo (las imágenes del que hablaba y el que escuchaba), tenía que grabarlos a la vez y eso solo lo podía hacer con un espejo frente a la cámara situado entre los dos personajes.
Nació así el primer prototipo. “Era un artilugio más pesado y menos optimizado. Lo hice con la ayuda de Antonio Morales en París”, indica el fundador de Honest&Smile. “Es una mezcla del mundo más tecnológico con materiales tradicionales como la madera y el espejo”.
El mecanismo se probó útil y Giró pensó: “Me gusta mucho y me gustaría que más gente tuviera algo así”. De ahí saltó a otra idea: “Voy a convertirlo en un producto que se pueda vender y que otras personas puedan disfrutar”.
El director creativo buscó un artesano que pudiera hacerlo. Encontró en el centro de Barcelona a un ebanista llamado Jaume Arias, propietario de un establecimiento que hace marcos y sistemas de sujeción desde 1929. Él ha cortado la madera y ha montado las 100 love boxes.

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