El día que me convertí en filipino
Día 14 de diciembre de 2017
Abro los ojos y todo me da vueltas, la noche de ayer acabó
con unas Red Horse de más y un chupito de Jagger demoledor. Son las 6:30am y
he dormido 3h. La intención era hoy ir a Coron, en la isla de Busuanga, pero finalmente lo
haremos mañana. Nos quedamos un día más en El Nido y aprovecharé para hacer un
tour por Big y Small Lagoon mientras Andrea pasa el día con su
"Xurri" filipino.
A las 9:00am ya estoy subiendo en un barco con todo de
gente desconocida y con ojos rasgados. El único occidental soy yo y al principio
me siento observado. Si quería una experiencia autóctona esta sí que es buena;
compartir un Tour por el Nido con los filipinos. Vienen de Canadá, donde viven
y me comentan que durante dos semanas han venido a conocer sus raíces
familiares.
Big Lagoon, Secret Island... hasta llegar a la hora del
almuerzo. Hoy el día acompaña y el Sol toca fuerte. Nunca he rezado
antes de comer, ni bendecido la mesa, que por cierto había de todo (Pollo, cerdo,
pescado, calamares, mango, arroz...) de hecho no creo en la iglesia, pero dile a 17 filipinos que empiezas a comer mientras uno bendice la mesa. Pues me
ha gustado esa sensación de estar con gente totalmente diferente a mí y dando
gracias por la comida que estábamos a punto de comer.
Ya me sentía uno más de allí,
solo me faltaba tener los ojos rasgados. Uno de los chicos que me había visto
como nadaba me dice: "You have white skin but you are
like a Brown skin men, like filipinos". Este comentario me halaga. Es bonito que te digan eso y ya me siento integrado del todo. La mitad de la gente
del barco no sabe nadar y deben alquilar un kayak.
Por mi parte cojo gafas de
nadar y me hago todo la Small Lagoon nadando, entro buceando por cuevas
subterráneas, ya que con Kayak no se puede entrar. Aquí me siento el más afortunado
y envidiado de todos. Finalmente paramos a Papaya Beach, donde me pensaba que estaba ayer perdido y con lluvia.
Hablando con Marvin, el capitán
del barco me comenta que estaba dos playas más lejos, concretamente en Ipil
Beach, donde los trabajadores filipinos llevan las cañas de bambú (como las que
utilicé para protegerme) para construir las cabañas. Le cuento mi aventura de
"survivor" de ayer y con fotos y vídeos ve lo que me pasó. Con todo esto me tumbo en la playa de arena blanca de papaya
beach mientras los colegas filipinos canadienses (una mezcla muy rara) se bañan
y hacen castillos de arena, coral y conchas. Me duermo...
Hace muchos días que no miro Internet y estoy desconectado
del mundo; no siento la necesidad y he encontrado que utilizo el contacto con
la gente que vamos conociendo para sacar información de los lugares y
recomendaciones. La gente de aquí es mi Internet. En casa ya dije que estaba
bien antes de volar a Manila; tienen un plano de las actividades y el teléfono
de Andrea. A pesar de estar muy lejos de casa no me siento perdido. Pienso en
la familia y amigos, pero sé que están bien. En Cataluña debe hacer frío, las elecciones pienso que es el tema de conversación y todos trabajando hasta Navidad. A las 16:00h llegamos al puerto y me dirijo al hotel diciendo "Bye bye and enjoy it" a todos
los nuevos amigos filipinos.
Llego a la cabaña y me encuentro una nota de Andrea.
"Hola Marc,
Espero que lo hayas Pasado bien. Nosotros hemos ido a
"Lio" ya he pagado el ferry de mañana para Coron. No sé a qué hora volverás,
pero si quieres cenamos juntos. Después miro el tema hotel ".
¿Veis como no hace falta WhatsApp? Un sistema de contacto
que hace 15 años era el pan de cada día se ha perdido, al igual que enviar fotos
y postales.
Le contesto que:
"Hola!
Buah lo he pasado genial, ya te contaré. Espero que tú también
jejeje. Son las 16:13h y después de ver el sunset iré a la ciudad de El Nido a
ver tiendas y aprovecharé para cenar. Volveré pronto porqué estoy reventado y
he dormido 3h. Si nos vemos hacemos lo del hotel y si no, nos vemos mañana para
salir hacia Coron y retomar el viaje juntos "
Y por fin, después de días con nubes y lluvias veo el sunset
del Nido.
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