Blue Mountains

Día 5 de diciembre de 2017

Que bien he dormido! El jet lag cada vez lo llevo mejor y he dormido como un bebé; se me ha caído la baba y todo. Un desayuno de campeonato basado en tostadas con chocolate y crema de cacahuete me ha vuelto a poner las pilas.


"Hey men" escucho al salir del comedor. Un hombre de mediana edad, esbelto, piel blanca y cabellos grises me ha saludado. Le vuelvo el saludo y hemos empezado a hablar de nuestros países. Me ha explicado que hace unos 30 años visitó Europa y lo recuerda muy gratamente. Al hablar de España, lo primero que me dijo es que era muy "cheap" (barato); por dentro sólo podía pensar que en mi caso me estaba dejando órganos vitales para poder vivir durante un mes el Australian way of life. Después de hablar un rato me ha recomendado visitar hoy las Blue Mountains, aunque estuviera nublado y que mañana fuese a Manly Beach a tomar el Sol.

Finalmente he cogido el tren y hacia Blue Mountains. Por suerte el tiempo me ha respetado y sólo me ha llovido  a Katoomba falls. He regresado de la excursión sobre las 17:00h porque si no todavía estaría allí.


Sí, son de color azul (al menos lo parecen) y sí, son espectaculares y hay muchas rutas para hacer. Tenía ganas de irme de toda aquella multitud (la mayoría chinos con cámara) que sólo están allí para sacar la foto de turno y enseñarla a sus amigos mientras hacen el té o lo que hagan los chinos.


He buscado una ruta y he seguido hasta llegar al bosque. La bajada bastante bien, pero la subida... Tengo que decir que llevo 4 días sin fumar y todavía tengo los pulmones cargados. Me ha ido bien hacer deporte para recuperar sensaciones y estar atento de no perder la forma física, que con casi 32 años uno ya debe empezar a mirar algunas cosas. 
A las 17:30h ya estaba en el tren de camino a Sydney, donde había quedado con Olaya para hacer unos vinos y ponernos al día, después de más de 10 años sin saber nada el uno del otro.
Pasan unas horas y... no podría haber salido mejor la quedada! He salido piripi y más pobre, pero con un buen rollo encima genial. Los vinos de Australia son muy finos. Olaya no ha cambiado en nada, sigue igual de guapa y con una actitud valiente en su vida. Hemos brindado, he conocido a una amiga suya y quizás mañana vamos de fiesta a bailar Salsa.
Y todo esto lo escribo desde la cocina-comedor del hostel de Surry Hills, mientras pasa un ratón delante mío. Le pondré de nombre Mickey Mouse.

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